sábado, 5 de junio de 2010

El daltonismo, un arco iris distinto


Una de cada 33 mil personas sufre de daltonismo en los Estados Unidos. Sin embargo, en las islas de Pompei y Pyngelap, en la Micronesia, los valores alcanzan hasta el 20% de la población. En el Perú, la cifra es un misterio

La señora Aura Estela Eléspuru suele ser el blanco de sus familiares. Cuando se presenta la ocasión, su esposo, hijos y nietos no escatiman esfuerzos y la someten a diversas pruebas que terminan enfureciéndola. «Yo no soy daltónica. Hay algunas cosas que no puedo distinguir, nomás», afirma la octogenaria dama del distrito de Los Olivos.

Lo cierto es que como la señora Aura, el 8% de la población mundial un defecto genético que consiste, en resumen, en no poder diferenciar algunos colores y confundirlos entre sí. De esta estadística a nivel mundial, la señora Eléspuru forma parte del 3% de mujeres que padecen dicho mal; es decir, que el 97% de casos de daltonismo se da en hombres. ¿Y por qué tal hegemonía?

Para que una mujer sea daltónica necesita que su padre sufra de daltonismo y su madre sea portadora o también padezca la misma anomalía visual. Esto se debe a que el mal de los colores se transmite por medio del cromosoma sexual X. Como se sabe, el hombre solo tiene uno de estos cromosomas (XY), y bastará con que este cromosoma registre la deficiencia para sufrir del mal; en cambio la mujer posee dos cromosomas X, por lo que solo padecerá de daltonismo si ambos (XX) registran dicho problema cromático.

Una mujer portadora del gen anómalo tiene un 50% de probabilidades de transmitírselo a sus hijos. No obstante, cada hija de esta tiene un 50% de posibilidades de ser portadora; mientras que cada hijo, un 50% de ser daltónico.

Historia y ciencia. En 1794, el físico y químico británico John Dalton, quien sufría de una extraña disfuncionalidad al momento de identificar los colores, publica Hechos extraordinarios relativos a la Visión de los Colores, libro en el que sostenía que su enfermedad radicaba en una alteración del líquido interno del globo ocular: pensaba que era azul. La única forma de comprobar su teoría era diseccionando sus ojos, propósito que fue cumplido luego de su muerte y a pedido propio por su ayudante Joseph Ransom, quien se sorprendió al notar que el líquido interno de Dalton era normal. Ransom decidió guardar las muestras. Muestras que siglo y medio después, a mediados de 1990, sirvieron para identificar el problema genético del científico.

En honor a su trabajo se utiliza el término daltonismo como sinónimo de discromatopsia. Aunque este fenómeno involucra distintos niveles que pueden llegar a la falta de percepción de colores, pues existen casos en los que no se puede distinguir ningún tipo de color. A este problema se le llama acromatopsia.

La explicación a la discromatopsia está ligada a las células sensoriales de la retina llamadas conos, que permiten la visión en colores. Existen tres tipos de conos, cada uno sensible a un color específico (rojo, verde, azul). Una falla en los genes encargados de producir los pigmentos de los conos determina el daltonismo. La falta de uno o dos de estos conos puede clasificarse como daltonismo monocromático y dicromático respectivamente. Pero lo más común es el daltonismo tricromátrico anómalo en el que se posee los tres conos, aunque todos presentan defectos funcionales, por lo que se confunden.

Trabajo a oscuras. Desde hace 30 años, la especialista norteamericana en daltonismo Obeda Rosenthal, viene solicitando, investigaciones, cambios en las señales de tránsito, pruebas de retina a infantes y todo lo relacionado a este problema. «Yo insistí en Estados Unidos para que muchas señales y avisos de peligro se pintasen en ámbar en vez de rojo, por si acaso. ¡Todos los daltónicos distinguen bien el ámbar, pero no el rojo!», manifestó en una entrevista que le hicieran en España.

Sin embargo Rosenthal también considera que la deficiencia en la percepción de colores es relativamente perjudicial, pues hay profesiones en las que beneficia a los daltónicos. «(Los daltónicos) Suelen tener una visión más fina de los contrastes para los gráficos y planos, y una percepción más rápida de las formas: por eso hay tantos deportistas que son daltónicos. ¡Y también muchos políticos!: pregúnteles...», afirmó.

Por otro lado, la oftalmóloga Ada Ángulo, quien trabajara durante cinco años en el Touring, afirma que existen muchos daltónicos que llegan a obtener el brevete peruano. «Lo curioso es que estas personas tienen buena vista a distancia. Yo he detectado muchos casos de personas que intentan sacar su brevete», afirma.

Respecto a la postura de Obedha Rosenthal, concuerda con la poca investigación. «Yo hice un trabajo llamado “Incidencia de discromatopsia en examen de brevete”, y encontré muy poco material », comenta.

Terapia en monos: posible cura

Científicos de la Universidad de Washington lograron, mediante una terapia genética, que dos monos ardilla (daltónicos por naturaleza) posean una visión cromática, según informe de la Revista Nature.

A los animales les inyectaron el gen de un fotoreceptor humano. Con esto-luego de varias pruebas de percepción- la visión de los animales fue evolucionando. Según los científicos, este podría ser el primer pasa al problema de daltonismo en humanos. Con este trabajo refutan la teoría de que los trastornos de visión solo se corrigen en la infancia, aunque prefieren esperar y comprobar si es que no hallan secuelas.

Algunos datos:
•El test de Ishihara permite detectar el grado de daltonismo. Trata de identificar números hechos con puntos de colores que están rodeados de otros colores.

•El daltonismo adquirido se origina producto del consumo de algunos medicamentos que afectan el nervio óptico o la retina.

•Coping with color blindness de Obeda Rosenthal y Robert Phillips es el libro más completo sobre daltonismo.

Almas de madera


Al verla entre sus brazos, el maestro se conmueve. Le ha dedicado varios respiros. Sabe que en el mejor de los casos, aquellas curvas sonoras permanecerán en su taller. Lo cierto es que Antonio Huamaní, el maestro, el ayacuchano que se ganó el título como el mejor luthier de guitarras eléctricas del Perú, ha pasado por esta situación varias veces: tiene que construir y dejar que sus doncellas de ébano partan a otros brazos.

No obstante, el trabajo es impaciente. Los clientes esperan y el sentimentalismo no huele a madera. En su templo, un lugar oscuro lleno de aserrín y esqueletos de guitarras acústicas, Huamaní suele consumir sus latidos. Vive. Casi 12 horas al día.

Por otro lado, Antonio ha dejado la fabricación de réplicas para enfocarse en su marca HG (Huamaní Guitars). Desde que empezó a fabricar guitarras, en la década del 90, siempre quiso contar con su propia línea de guitarras (eléctricas y acústicas), bajos, charangos, etc. Y es que Huamaní mantiene una pasión insaciable no solo por la madera, sino por las manualidades en sí.

Quienes no lo conocen pensarían que Huamaní ha pasado por los mejores talleres de luthier del mundo. Sin embargo, dicha suposición dista de su experiencia, ya que la mayoría de sus conocimientos son producto del aprendizaje autodidacta. No obstante, asegura que tuvo el placer de llevar un curso de fabricación de guitarras acústicas con el maestro Abraham Falcón.

En su casa, el Antonio Huamaní que todos conocen parece extinguirse y olvidar la técnica que lo caracteriza. Técnica que no descarta inmortalizar en los posibles alumnos que formarán parte de un taller que tiene en proyecto.

Gianmarco Zignago, Manuelcha Prado, Ernesto Hermosa son solo algunos de los nombres de quines decidieron confiar en las manos, el sudor y, sobre todo, el alma de madera de Antonio Huamaní.

¿Se agotará la pesca en los mares?


El agotamiento total de la pesca es un futurible; es decir, si se dieran ciertas circunstancias, pasaría a ser una realidad. Por ahora, lo que sí se viene registrando son los diversos informes de organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), que han desechado el famoso mito de que el mar es eternamente rico e invulnerable.

Dichas organizaciones no solo se han encargado de dar la alarma y tocar la bocina preventiva, sino que junto a varias ONG, proponen una serie de planes en los que se busca frenar el vertiginoso ritmo de extracción y producción pesquera. El objetivo: mantener activo el recurso marino y recuperar la mayor cantidad de especies que se encuentran en peligro de extinción.

De las casi 20 millones de toneladas que se extraían en la década de los 50, se pasó a las 90 millones de toneladas (aproximado) a fines de los 80's. En el 2006, la extracción de 143, 6 millones de toneladas quedó como un nuevo récord. Y respecto al consumo per cápita, este se ha incrementado en los diez últimos años entorno al 50 por ciento, pasando de un suministro de once kilos por persona al año a 16,2 kilos.

La zona del mundo donde más se pesca es el noroeste del Pacífico. Ahí se ubican las costas de Japón, Corea y China; siendo este último el país más productor de pescado en el mundo. En las áreas europeas y del Mediterráneo, la cifra oscila los 11 millones de toneladas.

En la segunda zona más importante en cuanto a pesca (sureste) está ubicado el Perú. Forma parte de los diez principales países productores de pescado para el consumo humano. La pesca industrial y artesanal son las principales modalidades de extracción. Sin embargo, el monitoreo que realiza el Instituto Peruano del Mar (IMARPE) no ha logrado excluir al país de los informes y recomendaciones que auguran el declive de las especies marinas.

El control de la pesca es un problema mundial que empezó a tomar mayor peso mediático en diarios y páginas Web. El diario “El País” de España, por mencionar un ejemplo, publicó una nota en el 2006. El titular lo decía todo: “Un estudio augura el agotamiento de la pesca en 2048”.

Las interrogantes respecto a este tema suelen ir acompañadas de cierto escepticismo. Es cierto, los peces son un recurso renovable; sin embargo, la extracción de estos en su etapa de no reproducción, la contaminación y los fenómenos climáticos son algunas de las circunstancias que hacen de la escasez una posibilidad.

Obviamente, son pocos los que piensan en las generaciones futuras y tal vez sean pocos los que recuerden de que gracias a la iniciativa del gobierno canadiense existe “El Día Mundial de los Océanos” (8 de junio); un día que podría llamarse “El Día Mundial de los Océanos sobreexplotados y, que en el peor de los casos, pasaría a ser “El Día Mundial de los Océanos vacíos”.

Jorge Bruce y Martín Tanaka, dos posturas respecto al racismo en la actualidad


En el 2008, el psicoanalista Jorge Bruce publicó el libro “Nos habíamos choleado tanto”, que en síntesis apela a la postura de que todas las personas son racistas a causa de un tema cultural.

La base de Bruce se centra en el término “mapeo” (aporte del psicoanálisis), que se alimenta del entorno, para clasificar a los demás: más o menos estético. Y aunque lo natural es que los seres humanos clasifiquemos todo lo que nos rodea; cuando dicha segmentación crea en el imaginario de una persona la idea de superioridad por “x” motivos, la “racialización (término acuñado por Bruce que refiere a la utilización de la raza en cualquiera de sus extremos) se adopta como un hábito.

Bruce también insiste en algunos temas como la ilógica justificación que utiliza la publicidad frente a trabajos racistas. Los publicistas se defienden con el argumento de que sus paradigmas son netamente aspiracionales. A esta justificación, Bruce plantea que sí se puede aspirar a mejorar la parte económica, pero ¿cómo se aspira a mejorar la piel, el color del cabello o el de los ojos?

Por otro lado, el sociólogo Martín Tanaka no ve al racismo como un mero asunto interno (vivencia íntima tanto en el inconsciente como en el plan de las mentalidades. Es más, Tanaka define al racismo como un fenómeno social en el que ambas personas (discriminado y discriminador), aceptan una jerarquía.

A diferencia de Bruce, que hace énfasis a la continuidad de tales prejuicios y estereotipos propios del mapeo natural de cada persona, Tanaka se enfoca en los cambios que se han dado en nuestra sociedad, es decir, en la práctica. “Los cambios nos ayudan a entender el desorden en el que vivimos”, manifestó en una entrevista que le hiciera Marco Sifuentes.

Para Tanaka, la otrora jerarquización que se daba en la década del 40 “ya fue”, en palabras textuales (ver su blog). Desde que un grupo de personas empezó a “desobedecer” lo establecido, frases amenazantes como “¿Sabes con quién estás hablando?”, pasaron a la historia. Y dicho cambio se consolidó con el gobierno de Velasco, quien a través de la reforma agraria, la retórica de la igualdad, etc., le dio otra perspectiva a muchos provincianos acostumbrados a cumplir órdenes.

Si para Bruce, el hecho de que un padre le diga a su hijo: “No te cases con ella porque es chola” es el mejor ejemplo de que existe en la parte interna, para Tanaka es solo una pequeña muestra de racismo, pues hoy en día, la gran cantidad de parejas que pasean por las calles están ajenas a tales situaciones.

En lo que ambos coinciden es en la existencia del racismo. Un racismo con el que se tiene que luchar día a día. Para Bruce, un racismo “caleta”; que quiere pasar desapercibido, que invade todas las clases; mientras que para Tanaka, un racismo que pierde significado en quienes lo ignoran a partir de la eliminación de jerarquías preestablecidas.