sábado, 5 de junio de 2010

Almas de madera


Al verla entre sus brazos, el maestro se conmueve. Le ha dedicado varios respiros. Sabe que en el mejor de los casos, aquellas curvas sonoras permanecerán en su taller. Lo cierto es que Antonio Huamaní, el maestro, el ayacuchano que se ganó el título como el mejor luthier de guitarras eléctricas del Perú, ha pasado por esta situación varias veces: tiene que construir y dejar que sus doncellas de ébano partan a otros brazos.

No obstante, el trabajo es impaciente. Los clientes esperan y el sentimentalismo no huele a madera. En su templo, un lugar oscuro lleno de aserrín y esqueletos de guitarras acústicas, Huamaní suele consumir sus latidos. Vive. Casi 12 horas al día.

Por otro lado, Antonio ha dejado la fabricación de réplicas para enfocarse en su marca HG (Huamaní Guitars). Desde que empezó a fabricar guitarras, en la década del 90, siempre quiso contar con su propia línea de guitarras (eléctricas y acústicas), bajos, charangos, etc. Y es que Huamaní mantiene una pasión insaciable no solo por la madera, sino por las manualidades en sí.

Quienes no lo conocen pensarían que Huamaní ha pasado por los mejores talleres de luthier del mundo. Sin embargo, dicha suposición dista de su experiencia, ya que la mayoría de sus conocimientos son producto del aprendizaje autodidacta. No obstante, asegura que tuvo el placer de llevar un curso de fabricación de guitarras acústicas con el maestro Abraham Falcón.

En su casa, el Antonio Huamaní que todos conocen parece extinguirse y olvidar la técnica que lo caracteriza. Técnica que no descarta inmortalizar en los posibles alumnos que formarán parte de un taller que tiene en proyecto.

Gianmarco Zignago, Manuelcha Prado, Ernesto Hermosa son solo algunos de los nombres de quines decidieron confiar en las manos, el sudor y, sobre todo, el alma de madera de Antonio Huamaní.

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